Un matrimonio de sarcasmo en color pastel.

Joy Laville fue una pintora inglesa, Jorge Ibargüengoitia un escritor mexicano. Entre ambos nació una amistad que después se transformó en una sólida relación amorosa.

 Bueno, pues en el momento en que vi el retrato de Stanley supe que algo no terrible, pero sí irremediable, me iba a ocurrir.

Dijo Ibargüengoitia al ver por primera vez una obra de Laville.

La dueña de la librería nos presentó a Joy y a mí; nos dejó solos en un cuarto. Estuvimos varias horas cotejando listas y cuando salimos no puedo decir que estuviéramos enamorados, pero sí amarrados. Nos despedimos con la tranquilidad de quien se ha enfrentado a su destino.

Añade Jorge ante su primer encuentro con Joy.

Cada que leo algo de esta pareja, me emociono al pensar como dos mentes creativas se encuentran, se conocen, se hacen crecer mutuamente… se aman. Ambos me gustan mucho, ella con su bella introspección melancólica en tonos pastel, él con su sarcasmo y perfecto humor negro (ahora que lo pienso, bien pude haber sido su hija, características no faltan). Disfrutar esos hermosos paisajes de Joy, vistos desde una ventana de una melancólica habitación en la cual imagino un cómodo sillón iluminado por una lámpara de luz tan cálida que se vuelve rosada, y que me invita a leer una novela de Jorge, llena de humor, de ironías, de crímenes… me hace muy feliz.

Este matrimonio pictórico-literario llegó a una alianza creativa: la colección de libros que publicó la editorial Joaquín Mortiz, donde se exponen las grandes obras de Ibargüengoitia (novelas, cuentos, obras de teatro) ilustradas en portada con una pintura de Laville. Por muchos años estos ejemplares eran vistos con regularidad en librerías, pero en 2018 la editorial decidió cambiar el diseño, por lo que estas portadas se han vuelto unos clásicos para conservar. A mi me gustan más las portadas de Laville, siento que al tener estos libros soy testigo de una pareja que se respetó, se procuró, se admiró y se acompañó, cada uno en su camino, cada uno en su talento, cada uno en su pasión.


Deja un comentario