Candelaria

Dentro de ese paquetito de hoja de maíz hay un tamal rosita, (sin pasas, gracias) humeante y esponjoso.

Porque al final, después de probar sabores exóticos o gourmet: que su zarzamora con queso crema, setas con pavo y queso manchego, chapulines con verdolagas en salsa verde o, sus variantes regionales como los de chipilin, oaxaqueños, zacahuil o corundas; al final me quedo con el clasiquísimo «rosita».

–Me da uno de dulce rosita con un champurrado, por favor. Me mira de reojo mientras saca con prisa de una gran vaporera un tamal humeante, el cual desviste con una destreza que ni el mejor de los donjuanes posee, lo pone entre un bolillo (asume que la guajolota es la mejor opción). Su compañera ya me sirve con un cucharón naranja la bebida caliente, espesa y chocolatosa.
–¡Gracias! –exclamo, mientras recibo aquello que promete ser el mejor de los desayunos, o por lo menos el más llenador.

Deja una respuesta

Por favor, inicia sesión con uno de estos métodos para publicar tu comentario:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

A %d blogueros les gusta esto: